¿Qué hace una buena vida? Lecciones de la investigación más larga sobre la felicidad. Las buenas relaciones no solo protegen el cuerpo, protegen el cerebro ROBERT WALDINGER*
(Extracto de una charla)
¿Qué nos mantiene sanos y felices conforme avanzamos en la vida? Si tuvieran que invertir ahora en lo mejor para su futuro, ¿dónde pondrían su tiempo y energía?
Una encuesta reciente a la generación del milenio les preguntó cuáles eran sus metas más importantes en la vida, y más del 80 % dijo que una meta importante para ellos era hacerse ricos. Y otro 50 % de esos mismos adultos jóvenes dijo que otra meta importante era ser famosos.
Desde 1938, hemos rastreado las vidas de 724 personas adultas.
¿Qué hemos aprendido? ¿Qué lecciones surgen de las decenas de miles de páginas de información que generamos sobre estas vidas? Bueno, las lecciones no tienen que ver con riqueza, fama, ni con trabajar mucho. El mensaje más claro de estos 75 años de estudio es este: Las buenas relaciones nos hacen más felices y más saludables. Punto.
Hemos aprendido tres cosas sobre las relaciones. La primera es que las conexiones sociales nos hacen bien, y que la soledad mata. Resulta que las personas con más vínculos sociales con la familia, los amigos, la comunidad, son más felices, más sanos y viven más que las personas que tienen menos vínculos. Y experimentar soledad resulta ser tóxico. Las personas que están más aisladas de lo que quisieran de otras personas encuentran que son menos felices, son más susceptibles a recaídas de salud en la mediana edad, sus funciones cerebrales decaen más precipitadamente y viven menos que las personas que no están solas.
La segunda gran lección que aprendimos es que no tiene que ver con la cantidad de amigos que tenemos, tampoco tiene que ver con que estemos en una relación, lo que importa es la calidad de las relaciones más cercanas. Resulta que vivir en medio del conflicto es muy malo para la salud. Los matrimonios muy conflictivos, por ejemplo, sin mucho afecto, resultan ser muy malos para la salud, quizá peores que el divorcio. Vivir en medio de relaciones buenas y cálidas da protección.
Cuando nuestros hombres llegaron a sus ochenta y tantos, quisimos analizar cómo fue su mediana edad para ver si podíamos predecir quién se convertiría en un octogenario feliz y saludable y quién no. Y cuando recolectamos todo lo que sabíamos de ellos a sus 50 años, no fueron los niveles de colesterol de la mediana edad los que predijeron cómo envejecerían. Fue el grado de satisfacción que tenían en sus relaciones. Las personas más satisfechas en sus relaciones a los 50 años fueron las más saludables a los 80 años.
Y la tercera gran lección que aprendimos sobre las relaciones y la salud es que las buenas relaciones no solo protegen el cuerpo, protegen el cerebro. Las personas en relaciones en que sienten que no pueden contar con la otra persona, son personas que pierden antes la memoria. Pero las buenas relaciones pueden no ser armoniosas todo el tiempo.
Pero este mensaje, de que las relaciones buenas y estrechas son buenas para la salud y el bienestar, esta sabiduría es vieja como el tiempo. ¿Por qué es tan difícil de entender y tan fácil de ignorar? Bueno, somos humanos. En el estudio, las personas de 75 años más felices al jubilarse fueron las que activamente reemplazaron compañeros de trabajo por nuevos compañeros de juego. Como los encuestados de la generación del milenio, muchos de nuestros hombres cuando eran adultos jóvenes creían que la fama, la riqueza y lograr grandes cosas era lo que necesitaban para tener una vida buena. Pero con el tiempo, en estos 75 años, nuestro estudio ha demostrado que les fue mejor a las personas que se inclinaron por las relaciones, con la familia, con los amigos, con la comunidad.
¿Qué hay de ti? Digamos que tienes 25, o 40, o 60. ¿Qué implica entregarse a las relaciones?
Bueno, las posibilidades son casi ilimitadas. Podría ser tan simple como pasar más tiempo con personas que con pantallas o amenizar una relación rancia haciendo algo nuevo juntos, caminatas largas o citas nocturnas o acercarse a ese familiar que no hemos visto en años, porque esas disputas familiares tan comunes dejan una pérdida terrible en las personas que guardan rencores.
La buena vida se construye con buenas relaciones.
ROBERT WALDINGER* Psiquiatra , psicoanalista y sacerdote Zen. Cuarto director de la investigación que lleva realizándose por ya 77 años, desde 1938, en la Universidad de Harvard, en la que se ha estudiado lo bueno y lo malo de la vida de 724 personas.