¿Quieres ser una persona más interesante?
Gastón Galleguillos B.
Fundador de BrainTraining
Sofía, 35 años, egresada de ingeniería informática, no estaba durmiendo bien. Hacía dos años que había dejado de trabajar en una mutual para dedicarse a sus tres hijos pequeños. Jorge, su esposo, ingeniero constructor, trabajaba mucho y llegaba tarde a casa con ganas de cenar y descansar, lo que hacía viendo televisión.
Cuando el psicólogo a quien había decidido acudir Sofía la escuchó, le comentó que su caso era muy común y se resumía en que su vida se había tornado rutinaria y gris. Lo que no dimensionaba el psicólogo era que ese estado no era estático sino que día a día las capacidades cerebrales de Sofía se deterioraban.
Ahora las investigaciones neurocientíficas han demostrado que el cerebro cambia durante toda la vida de acuerdo con la estimulación que reciba. Si ella se limita a la correspondiente a una vida monótona, rutinaria y poco estimulante, se ha demostrado que las funciones cognitiva tales como la memoria, la agilidad mental, la capacidad de aprendizaje...incluso las mediciones del Coeficiente de Inteligencia, CI, disminuyen!
La buena noticia es que este proceso es reversible en la medida que uses y uses bien tu cerebro.
Ahondemos en los mecanismos cerebrales del aprendizaje. Aprender es un proceso complejo que incluye dos acciones personales: primero, querer hacerlo, y segundo, tener interés por el tema o materia en cuestión. Son tan cruciales estas dos, que la ausencia de alguna de ellas generará nulos resultados.
Un caso, explicado por lo expuesto, es el de los niños en el colegio. La verdad es que, por las razones que sean, muchos profesores no logran motivarlos. Resultado: el niño se aburre, no quiere ir al colegio y lo que es peor, no aprende. A la hora de las pruebas correspondientes "calentará la materia" y al día siguiente dará la prueba y sacará una nota azul. La desgracia es que a los pocos días habrá olvidado casi todo y esa nota, de acuerdo con los objetivos educacionales no debiera haber sido azul! Y, ¿qué pasará cuando salga del colegio y empiece a formarse en la carrera escogida?.... deberá empezar a recuperar la capacidad de aprendizaje y sobreponerse a algo que naturalmente sucede: nos cuesta mucho dedicamos a aquello que no somos capaces. Por tanto, deberemos remar contra la corriente sin desfallecer hasta llegar a un nivel de desempeño cerebral satisfactorio.
Este fenómeno es evidente en quienes, años después de egresar, deciden volver a estudiar tomando un curso, diplomado, magister u otro. Quienes hemos enseñado en esos niveles sabemos que, en gran parte de los casos, no podemos ser muy exigentes ni profundizar demasiado en las materias. Es conocido que en general, que los abogados, por ejemplo, “sufren” con contabilidad y finanzas, así como a los ingenieros les resulta difícil pasar del análisis abstracto al práctico y es este último el que está en la base de las decisiones y de la productividad. Pero esto no es tan radical, después de una periodo de estudio (semanas en unos casos, meses en otros) recuperan en alguna medida su rendimiento académico. Sin embargo, hay un problema que persiste, las materias enseñadas en la primera parte no fueron ni tan profundas, ni tan bien aprendidas y los profesores seguiremos sin poder exigir mucho. Esto explica que la calidad de la educación de posgrado en términos de contribución al desarrollo profesional es de un nivel bastante mediocre, en promedio.
Nuestra vida adulta
¿Qué pasa entonces con la mayoría de las personas y profesionales?
Simplemente, en la medida que dejan de estar aprendiendo van perdiendo la capacidad de aprender. Es el caso de Sofía y de tantas otras personas. La mala noticia es que si nuestra capacidad de aprender disminuye, menos nos interesaremos en hacerlo...y si es así más se debilitarán las funciones cognitivas y el debilitamiento irá siendo cada vez mayor.
Cuando estamos aprendiendo en nuestro cerebro sucede lo siguiente. El hemisferio derecho debe recordar en el corto plazo datos e información nueva. El lóbulo frontal recibe esta información y extrae del hemisferio izquierdo lo que sabemos sobre ese tópico específico -maravilloso no?- y esta información se compara, analiza, conceptualiza, contextualiza y modela, para al final, aprender. Y lo aprendido en el lóbulo frontal se va al "almacén" del hemisferio izquierdo.
Este proceso sucedía constantemente en nuestra niñez, adolescencia y juventud cuando estudiábamos materias que nos interesaban. Pero luego todo cambia. Empezamos a trabajar aplicando lo aprendido y el flujo de datos e información nueva disminuye drásticamente, somos más expertos en lo que hacemos habitualmente, no necesitamos un gran esfuerzo para rendir bien. Después de la jornada laboral debemos encargarnos de hijos, labores hogareñas, la pareja, en fin, tantas cosas repetitivas, llegando al fin de semana en búsqueda del “descanso merecido” y... ¡Oh desgracia!, el cerebro es un órgano que también cuando no se usa se deteriora.
Todo lo expuesto, desgraciado sin duda, se manifiesta en pérdida progresiva del interés en estudiar, en leer y en conocer, conversar y analizar temas interesantes. Siendo así, junto con experimentar un menor rendimiento laboral o en la vida diaria empezaremos a relacionarnos crecientemente con lo banal y seremos cada vez personas menos interesantes.
¿Qué hacer?
Hoy los avances neuro-científicos de las últimas dos décadas, han descubierto que el cerebro mantiene su plasticidad hasta el último día de nuestras vidas. La buena noticia es que miles de neuronas nacen mientras vivimos y éstas son materia prima para que, con trabajo disciplinado y metódico empecemos a recuperar las capacidades debilitadas e incluso, ir más allá y seguir mejorando.
El desafío es empezar a usar bien las áreas cerebrales correspondientes -la mayoría-, desencadenar neuroquímicas positivas y generar más "musculatura cerebral". Es recomendable:
· Volver a ser curioso, conversar con personas que saben de materias que nos interesen, ir más atento a lo nuevo en el día a día, leer mucho mas y dárnos un tiempo para recordar lo que leímos. La memoria se mejora memorizando al igual que todas las habilidades humanas: caminar, andar en bicicleta, algún deporte, etc.
· Asistir a charlas, estudiar formalmente, iniciar o recomenzar el conocimiento de un idioma, empezar a tocar un instrumento musical, viajar (todo es nuevo y estimulante), en fin, actividades que desafíen nuestro cerebro.
· No forzarse ni dedicarse a lo simple y banal. Es como en el tenis, si juego con alguien algo mejor progreso y si lo hago con alguien bastante peor, me estanco. Y si lo hago con alguien mucho mejor...puedo fracturarme si soy muy competitivo y me esfuerzo imprudentemente. También si levantamos pesas y queremos aprovechar bien el tiempo, lo mismo, debemos hacerlo con el peso adecuado, ni más ni menos. Y por un tiempo también apropiado.
Este proceso debe ser gradual y actuar preferentemente en el límite de nuestras capacidades, siempre en áreas que nos interesen y ojalá, variando de temas y actividades.
Si el objetivo es progresar de manera eficaz y a buen ritmo debo hacerlo con disciplina, método y perseverancia.
Si lo hacemos empezaremos a dar un giro a nuestras vidas y seremos personas cada vez más atractivas, interesantes y respetadas. Sin embargo, para la mayoría de nosotros, esto último nos representa un gran problema: nos cuesta vencer la inercia, salir de nuestra zona de confort...o no? Al igual que los adultos que "vuelven al colegio" no nos será fácil al comienzo pero, en este caso, la recompensa es inconmensurable. Vamos que se puede!!
Gastón Galleguillos B.
Fundador de BrainTraining
Sofía, 35 años, egresada de ingeniería informática, no estaba durmiendo bien. Hacía dos años que había dejado de trabajar en una mutual para dedicarse a sus tres hijos pequeños. Jorge, su esposo, ingeniero constructor, trabajaba mucho y llegaba tarde a casa con ganas de cenar y descansar, lo que hacía viendo televisión.
Cuando el psicólogo a quien había decidido acudir Sofía la escuchó, le comentó que su caso era muy común y se resumía en que su vida se había tornado rutinaria y gris. Lo que no dimensionaba el psicólogo era que ese estado no era estático sino que día a día las capacidades cerebrales de Sofía se deterioraban.
Ahora las investigaciones neurocientíficas han demostrado que el cerebro cambia durante toda la vida de acuerdo con la estimulación que reciba. Si ella se limita a la correspondiente a una vida monótona, rutinaria y poco estimulante, se ha demostrado que las funciones cognitiva tales como la memoria, la agilidad mental, la capacidad de aprendizaje...incluso las mediciones del Coeficiente de Inteligencia, CI, disminuyen!
La buena noticia es que este proceso es reversible en la medida que uses y uses bien tu cerebro.
Ahondemos en los mecanismos cerebrales del aprendizaje. Aprender es un proceso complejo que incluye dos acciones personales: primero, querer hacerlo, y segundo, tener interés por el tema o materia en cuestión. Son tan cruciales estas dos, que la ausencia de alguna de ellas generará nulos resultados.
Un caso, explicado por lo expuesto, es el de los niños en el colegio. La verdad es que, por las razones que sean, muchos profesores no logran motivarlos. Resultado: el niño se aburre, no quiere ir al colegio y lo que es peor, no aprende. A la hora de las pruebas correspondientes "calentará la materia" y al día siguiente dará la prueba y sacará una nota azul. La desgracia es que a los pocos días habrá olvidado casi todo y esa nota, de acuerdo con los objetivos educacionales no debiera haber sido azul! Y, ¿qué pasará cuando salga del colegio y empiece a formarse en la carrera escogida?.... deberá empezar a recuperar la capacidad de aprendizaje y sobreponerse a algo que naturalmente sucede: nos cuesta mucho dedicamos a aquello que no somos capaces. Por tanto, deberemos remar contra la corriente sin desfallecer hasta llegar a un nivel de desempeño cerebral satisfactorio.
Este fenómeno es evidente en quienes, años después de egresar, deciden volver a estudiar tomando un curso, diplomado, magister u otro. Quienes hemos enseñado en esos niveles sabemos que, en gran parte de los casos, no podemos ser muy exigentes ni profundizar demasiado en las materias. Es conocido que en general, que los abogados, por ejemplo, “sufren” con contabilidad y finanzas, así como a los ingenieros les resulta difícil pasar del análisis abstracto al práctico y es este último el que está en la base de las decisiones y de la productividad. Pero esto no es tan radical, después de una periodo de estudio (semanas en unos casos, meses en otros) recuperan en alguna medida su rendimiento académico. Sin embargo, hay un problema que persiste, las materias enseñadas en la primera parte no fueron ni tan profundas, ni tan bien aprendidas y los profesores seguiremos sin poder exigir mucho. Esto explica que la calidad de la educación de posgrado en términos de contribución al desarrollo profesional es de un nivel bastante mediocre, en promedio.
Nuestra vida adulta
¿Qué pasa entonces con la mayoría de las personas y profesionales?
Simplemente, en la medida que dejan de estar aprendiendo van perdiendo la capacidad de aprender. Es el caso de Sofía y de tantas otras personas. La mala noticia es que si nuestra capacidad de aprender disminuye, menos nos interesaremos en hacerlo...y si es así más se debilitarán las funciones cognitivas y el debilitamiento irá siendo cada vez mayor.
Cuando estamos aprendiendo en nuestro cerebro sucede lo siguiente. El hemisferio derecho debe recordar en el corto plazo datos e información nueva. El lóbulo frontal recibe esta información y extrae del hemisferio izquierdo lo que sabemos sobre ese tópico específico -maravilloso no?- y esta información se compara, analiza, conceptualiza, contextualiza y modela, para al final, aprender. Y lo aprendido en el lóbulo frontal se va al "almacén" del hemisferio izquierdo.
Este proceso sucedía constantemente en nuestra niñez, adolescencia y juventud cuando estudiábamos materias que nos interesaban. Pero luego todo cambia. Empezamos a trabajar aplicando lo aprendido y el flujo de datos e información nueva disminuye drásticamente, somos más expertos en lo que hacemos habitualmente, no necesitamos un gran esfuerzo para rendir bien. Después de la jornada laboral debemos encargarnos de hijos, labores hogareñas, la pareja, en fin, tantas cosas repetitivas, llegando al fin de semana en búsqueda del “descanso merecido” y... ¡Oh desgracia!, el cerebro es un órgano que también cuando no se usa se deteriora.
Todo lo expuesto, desgraciado sin duda, se manifiesta en pérdida progresiva del interés en estudiar, en leer y en conocer, conversar y analizar temas interesantes. Siendo así, junto con experimentar un menor rendimiento laboral o en la vida diaria empezaremos a relacionarnos crecientemente con lo banal y seremos cada vez personas menos interesantes.
¿Qué hacer?
Hoy los avances neuro-científicos de las últimas dos décadas, han descubierto que el cerebro mantiene su plasticidad hasta el último día de nuestras vidas. La buena noticia es que miles de neuronas nacen mientras vivimos y éstas son materia prima para que, con trabajo disciplinado y metódico empecemos a recuperar las capacidades debilitadas e incluso, ir más allá y seguir mejorando.
El desafío es empezar a usar bien las áreas cerebrales correspondientes -la mayoría-, desencadenar neuroquímicas positivas y generar más "musculatura cerebral". Es recomendable:
· Volver a ser curioso, conversar con personas que saben de materias que nos interesen, ir más atento a lo nuevo en el día a día, leer mucho mas y dárnos un tiempo para recordar lo que leímos. La memoria se mejora memorizando al igual que todas las habilidades humanas: caminar, andar en bicicleta, algún deporte, etc.
· Asistir a charlas, estudiar formalmente, iniciar o recomenzar el conocimiento de un idioma, empezar a tocar un instrumento musical, viajar (todo es nuevo y estimulante), en fin, actividades que desafíen nuestro cerebro.
· No forzarse ni dedicarse a lo simple y banal. Es como en el tenis, si juego con alguien algo mejor progreso y si lo hago con alguien bastante peor, me estanco. Y si lo hago con alguien mucho mejor...puedo fracturarme si soy muy competitivo y me esfuerzo imprudentemente. También si levantamos pesas y queremos aprovechar bien el tiempo, lo mismo, debemos hacerlo con el peso adecuado, ni más ni menos. Y por un tiempo también apropiado.
Este proceso debe ser gradual y actuar preferentemente en el límite de nuestras capacidades, siempre en áreas que nos interesen y ojalá, variando de temas y actividades.
Si el objetivo es progresar de manera eficaz y a buen ritmo debo hacerlo con disciplina, método y perseverancia.
Si lo hacemos empezaremos a dar un giro a nuestras vidas y seremos personas cada vez más atractivas, interesantes y respetadas. Sin embargo, para la mayoría de nosotros, esto último nos representa un gran problema: nos cuesta vencer la inercia, salir de nuestra zona de confort...o no? Al igual que los adultos que "vuelven al colegio" no nos será fácil al comienzo pero, en este caso, la recompensa es inconmensurable. Vamos que se puede!!
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